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Muchas veces vemos elementos de nuestro hogar que no sabemos realmente su función. Muchas de esas veces las intuimos pero no somos verdaderamente conscientes de su importancia.

 

En este caso nos ocurre con el rodapié. Es un elemento que, a simple vista parece que sea simplemente decorativo.
Una forma de continuar el pavimento en la pared para darle continuidad. Por un lado es puramente estético, pero realmente la funcionalidad es otra.

Te lo explicamos en estos puntos:

 

Limpieza:
Cuando barremos o fregamos solemos pegar la escoba o el mocho a la pared para limpiar debidamente las esquinas y las ranuras. Esto, si no dispusiéramos de rodapié acabaría manchando todo el borde inferior del suelo, dejando una linea oscura y muy desagradable, teniendo que pintar cada mes para evitar este anti estético color.

 

Golpes:
Al realizar una mudanza, cambio de muebles o simplemente un montaje de los mismos, acercamos el mobiliario en exceso a la pared. Este borde inferior ayuda a separar esos pocos centímetros de seguridad para evitar roces que provoquen descorches en la pared.

 

Tapar ranura:
Cuando colocamos el pavimento, ya sea de obra, como pueda ser gres o porcelánico, o si fuera madera en tarima o parqué, se queda una leve ranura de unos centímetros que queda vacío y poco estético. Con el rodapié ocultamos esto.

 

Cableado:
En algunas viviendas deciden pasar el cableado por la parte inferior del suelo, incluso pasarlo por el rodapié para colocar los enchufes a pocos centímetros del suelo, simplemente ocultando el mismo en una pequeña ranura de vacío que se deja en el interior del rodapié. Esta forma sencilla nos evita obras en las paredes.

 

Alineación:
Aunque parezca un «fake», el rodapié nos ayuda a ver la pared totalmente recta. En ocasiones ésta no es totalmente plano y sufre curvaturas prácticamente inapreciables para el ojo humano. El rodapié te ofrecerá una visión óptica de rectitud frente al suelo, dibujando un angulo de 90 grados totalmente perfecto, aunque en la realidad no lo sea.